¿El niño me obedece si le grito con autoridad?
La mayoría de los padres levantan la voz como recurso histriónico adicional al mensaje con el fin de imponer su autoridad
Lcdo.Edison Arnao
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Nuestros
niños y niñas se encuentran en una etapa de iniciación a nuevas experiencias,
razón por la cual hacen preguntas, exploran con sus manos, con su lengua,
lanzan los objetos, derraman los líquidos incluso para algunos niño es
llamativo el fuego, que no saben qué hace daño hasta que se acercan… esto puede
causar momentos de intervención del padre o la madre, con el fin de cuidar la
integridad física del infante y del entorno que lo rodea, pero debemos recordar
que los adultos somos nosotros, y somos los padres quienes tenemos que
encontrar y poner en práctica las herramientas para no perder el control, saber
controlar la ira y no explotar cuando las situaciones parezca que nos superan.
La
mayoría de los padres piensan que deberían dejar de gritar a sus hijos pero
luego, sin darse ni cuenta, se sorprenden a sí mismos recurriendo una y otra
vez al grito. Parece que nuestros hijos no obedecen hasta que, hartos de
repetir la misma orden, se la gritamos. Es verdad que el grito llama
su atención en un primer momento, pero a la larga dejará de tener efecto y
entonces ¿qué haremos? ¿Gritar más fuerte, gritar más rato, vivir a
gritos?
Nosotros
somos un ejemplo de comportamiento de nuestros hijos. Cuando perdemos el
control y gritamos, lo que les enseñamos es a gestionar la ira y la
rabia con agresividad. Conseguiremos unos niños y adolescentes llenos de
rabia que gritan y pierden el control delante de la explosión de
emociones que se tiene en esa etapa evolutiva. Si nosotros ayudamos a nuestros
hijos a gestionarlo de otra manera, con autocontrol, con calma, hablando
abiertamente de las emociones en casa, ellos aprenderán a dar respuestas más
adecuadas a la ira y a la rabia. Si oyes gritos aprendes a gritar.
Cabe
destacar que, todos los pedagogos y psicólogos infantiles están de acuerdo en
este punto: para conseguir que el niño obedezca y
tenga un buen comportamiento, no hace falta humillarle, gritarle o emplear la
violencia verbal.
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Puede que elevar el tono en algún momento determinado cause su efecto, pero si
esto es constante, el niño se acostumbrará, los gritos no tendrán el
efecto que el padre pretende y pasará de ejercer la autoridad con sus hijos al
autoritarismo.
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El constante empleo del grito puede conllevar al deterioro de la autoestima del niño, que no se sentirá valorado
o querido por sus padres o, por el contrario, puede convertirse en un rebelde,
desafiando la autoridad constantemente.
-
Los padres somos ejemplo para los hijos, una
conducta agresiva tendrá un impacto directo sobre el niño, que adoptará este
comportamiento y se acostumbrará también a gritar y a tener conductas agresivas. Luego las empleará
con los amigos, conocidos o incluso contra los padres.
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Sólo causará un estado de nervios y estrés en el niño que no será
nada beneficioso para su desarrollo.
Y
ahora, párate y piensa, ¿eres de los que grita mucho o demasiado a tus hijos?
Quizás sea momento para intentar otro camino, y puede que te des cuenta de que
es mucho más efectivo.
El
amor, el respeto y la comprensión siempre será el mejor camino, sitúate
empáticamente con un criterio adulto, el niño no tiene el nivel de comprensión,
análisis y discernimiento de una persona madura, el no conoce de ironías ni
doble sentido, de figuras metafóricas ni de negaciones premeditadas, son al fin
y al cabo niños que se comportan como niños.
Para
más información visita
https://www.guiainfantil.com/blog/educacion/maltrato/por-que-hay-que-evitar-gritar-a-nuestros-hijos/
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